La conquista de Canarias: un capítulo olvidado de la expansión española
La conquista de Canarias es un capítulo olvidado de la expansión española en el Atlántico, pero es un capítulo fundamental para entender la historia de España.
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Desde el siglo XIV, diversos exploradores normandos y españoles comenzaron a llegar a las costas de las Islas Canarias. Estos navegantes fueron atraídos por la riqueza potencial que estas tierras volcánicas ofrecían en el Atlántico.
Las Islas Canarias estaban envueltas en mitos y leyendas desde tiempo atrás. Desde la Antigüedad, se les conocía como las Afortunadas o las Hespérides. Incluso, algunos como Platón incluso las relacionaban con la mítica Atlántida, situada al oeste de Gibraltar.
Antecedentes
Durante la Edad Media, las Islas Canarias mantuvieron un cierto grado de aislamiento cultural, aunque no estuvieron completamente desconectadas del mundo exterior. Los registros históricos más antiguos provienen de fuentes árabes, sugiriendo una conexión con el Mediterráneo.
A partir del siglo XIII, se produjo un redescubrimiento gradual de las Islas Canarias por parte de exploradores europeos. La primera visita documentada a las Islas Canarias fue realizada por Lanceloto Malocello en 1312, quien se estableció en Lanzarote durante casi veinte años. Su visita marcó el inicio de un mayor conocimiento europeo sobre las islas.
Posteriormente, otros exploradores europeos llegaron a las Islas Canarias, algunos de ellos misioneros religiosos. Sin embargo, la mayoría de las expediciones tenían objetivos económicos, principalmente la captura de esclavos para ser vendidos en los mercados europeos.
Durante el siglo XIV, diversas potencias europeas, como genoveses, aragoneses, castellanos y portugueses, compitieron por el control de las Islas Canarias. Sin embargo, en el siglo siguiente, esta competencia se redujo principalmente a Castilla y Portugal.
Conquista de las Islas Canarias
En 1402, Jean de Béthencourt desembarcó en Lanzarote y ofreció protección a cambio de la propiedad sobre la isla. Construyó el castillo de Rubicón y una capilla en honor a San Marcial. Su ambición lo llevó a conquistar El Hierro y luego Fuerteventura en 1405, donde fundó Betancuria.
Béthencourt tenía intereses netamente empresariales. Las Islas Canarias ofrecían orchilla, un tinte natural usado en la época, lo que beneficiaría las factorías textiles del normando.
Para financiar su expedición y asegurar el monopolio de la orchilla, obtuvo el favor del rey Enrique III de Castilla, comprometiéndose a declarar las tierras conquistadas como propiedad de la corona.
Después de los éxitos de Béthencourt, la conquista señorial experimentó un período de relativa calma, hasta que Hernán Peraza asumió el control y logró una anexión pacífica de La Gomera. Sin embargo, su comportamiento abusivo provocó la rebelión de los gomeros en 1488.
Nuevos avances
Los Reyes Católicos decidieron encargarse personalmente de la conquista de las islas más problemáticas: Gran Canaria, La Palma y Tenerife. En 1478, comenzaron la conquista de Gran Canaria desembarcando en La Isleta y fundando el Real de Las Palmas. Tras años de batallas, capturaron la Fortaleza de Ansite, último bastión aborigen.
La siguiente en caer fue La Palma, donde los benahoaritas aprovecharon la geografía para defenderse. Sin embargo, los conquistadores lograron capturar a Tanausú, debilitando así la resistencia.
Finalmente, Tenerife se convirtió en el último desafío. Aunque la corona castellana estableció su presencia en 1496 con el asentamiento de Realejos, la resistencia guanche continuó durante años, liderada por los rebeldes.
La consolidación
La conquista de Tenerife generó una resistencia mayor de la esperada. En una emboscada liderada por Bencomo, jefe tribal de los guanches, los castellanos sufrieron graves pérdidas.
Sin embargo, el conquistador Fernández de Lugo logró reagruparse y, con refuerzos, derrotó a los guanches con la ayuda de aliados canarios. Tras la batalla, una epidemia de peste diezmó a la población nativa.
La conquista se oficializó con la Paz de Los Realejos en 1496. Sin embargo, algunos grupos indígenas mantuvieron la resistencia en las montañas hasta bien entrado el siglo XVI. Pese a todo, España consolidó su poder.
La llegada de enfermedades, junto con la conquista militar, provocó una drástica disminución de la población nativa. Las islas enfrentaron crisis económicas y migraciones a América en siglos posteriores.
Las consecuencias de esta conquista
La conquista de Canarias tuvo importantes consecuencias para la historia de España y del mundo. Las islas se convirtieron en una base estratégica para la expansión española en el Atlántico, siendo un punto de partida para la conquista de América. Además, la conquista de Canarias dio lugar a un intenso mestizaje entre los españoles y los guanches, creando una cultura única y diversa en las islas.
A pesar de su importancia histórica, esta conquista ha sido a menudo relegada a un segundo plano en los libros de historia. La atención se ha centrado en la conquista de América, dejando en la sombra la historia de estas islas situadas en medio del océano Atlántico. Sin embargo, la historia de la conquista de Canarias es fundamental para entender la historia de España y su papel en la historia mundial.
Hoy en día, las Islas Canarias son un popular destino turístico, conocido por sus playas de arena blanca, su clima cálido y su rica historia. Los vestigios de la conquista española todavía son visibles en las islas, desde fortalezas y castillos hasta iglesias y catedrales. La arquitectura colonial española se mezcla con la cultura guanche, creando un paisaje único y fascinante.
Temas:
- Historia de España